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EL PASTO ANTIGUO  Y EL CARNAVAL DE NEGROS Y BLANCOS 

El 6 de enero, Día de Blancos: Todos los que se unen a la festividad se cubren de blanco el rostro y el cuerpo, usando talco y cosméticos. Hoy en día se acostumbra también a pintarse de otros colores. Además, en este día se presenta el Desfile Magno del Carnaval con las monumentales carrosas, una muestra de la creatividad, el ingenio, la agudeza y sensibilidad del nariñense. Estas expresiones artísticas se convierten en escenarios que se basan en temas regionales como mitos, leyendas y fantasía universal, que se encuentra en el imaginario popular.

 

El Carnaval de Negros y Blancos tiene su origen en la fusión de múltiples culturas y expresiones, correspondientes a los Andes, la Amazonía y la cultura del Pacífico. Este hecho lo caracteriza y diferencia entre otras expresiones similares, empezando por la fecha en que se realiza, la cual tiene un origen netamente indígena, puesto que coincide con la celebración de la Luna (Quilla), que guarda reminiscencia con los rituales efectuados por los Pastos y los Quillacingas, culturas agrarias que, en época de cosecha, honraban con danzas a la luna, y en otros rituales hacían rogativas al sol, para amparar sus cultivos.

 

Jugadores contemporáneos del Día de Blancos, 6 de enero de 2007.

Estas celebraciones, con la fusión e influencia de la cultura española dan origen alsincretismo hispano religioso, que generan proto expresiones de lo que será el carnaval de Pasto. A comienzos del siglo XIX, las autoridades de la colonia prohíben estas fiestas para evitar los levantamientos indígenas, y hacia el 1834 reaparecen los festejos de indios con sus churumbeles, los mestizos con mascaradas y principalmente algarabías de vecinos, todas estas fiestas debidamente enmarcadas en el calendario religioso, principalmente con las festividades de la Virgen de las Mercedes (24 de septiembre) y de la Inmaculada Concepción de María (8 de diciembre).

En aquellas épocas, en víspera del Día de Reyes también se realizaba festiva y espontáneamente el juego de negritos, principalmente entre blancos y mestizos, debido a la escasa presencia de población negra en Pasto. Esta festividad contrastada por la extroversión de una comunidad caracterizada por una vida apacible y taciturna, que encontraba en esos días una oportunidad de romper lo establecido y liberar el espíritu.

El Carnaval encuentra sus raíces en los rituales practicados por los grupos que habitaban el Valle de Atríz en el altiplano nariñense, donde los Pastos y los Quillacingas, en tiempos prehispánicos, ofrendaban a sus entes tutelares: la Luna, el Sol y el Taita Urcunina (volcán Galeras) para tener buenas cosechas y pedir por nuevos ciclos de prosperidad.

SAN JUAN DE PASTO

por Vicente Pérez Silva
Abogado, Universidad del Cauca. Escritor e investigador. Miembro de la Academia de Historia de Nariño

 


Tomado de:

Revista Credencial Historia. 
(Bogotá - Colombia). 
Edición 226
Octubre de 2008

 

 

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Antes de referirnos a la fundación propiamente dicha de la ciudad de Pasto, conviene que hagamos unas someras reminiscencias. En la antigüedad fue conocida con los nombres de Villaviciosa de la Provincia de Hatunllacta, Villaviciosa de la Concepción , Villaviciosa de Pasto, Villa de Pasto y San Juan de Pasto. Se dice que este último se le dio en homenaje a la princesa doña Juana, hermana del rey Felipe II, quien firmó los documentos que concedieron el título a la ciudad. Es una de las ciudades más antiguas de América y de Colombia. Por el espíritu combativo de sus moradores, en el siglo XIX se la llamó “ La Leona de los Andes”; la Vendée Americana , “donde el amor al rey y la fidelidad a Castilla llevó a extremos de sublime heroísmo”. Posteriormente la “Ciudad Teológica”. En la actualidad lleva el calificativo de la “Ciudad Sorpresa”.

Pasto es una palabra de origen quechua que significa “río azul”. Pastos se llamaron las tribus que habitaron las regiones de Túquerres e Ipiales. Refiriéndose a sus habitantes, Cieza de León escribe que “todos estos pueblos y caciques tenían y tienen por nombre Pastos , y por ellos tomó el nombre de Villa de Pasto”. 

Diego de Tapia, alcalde de San Francisco de Quito, Pedro de Añasco y Juan de Ampudia, enviados desde dicha ciudad por el Gobernador y Capitán Sebastián de Belalcázar, fueron los primeros conquistadores que, en 1535, llegaron a la provincia de Quillacinga; la región mejor organizada que encontraron los españoles en el sur de la patria. Los Quillacingas ocuparon un territorio limitado por el norte con el río Mayo; por el sur con el río Guáitara y el pueblo de Puerres; por el oeste con el río Patía (desembocadura del Guáitara) y por el oriente con el Valle de Sibundoy. 

Estos aborígenes, en sus creencias religiosas, fueron demonólatras y totémicos. Rindieron culto al sol, al agua, a la rana, a la serpiente, al mono y a otros animales y elementos. En sus creencias llegaron hasta el sacrificio humano. Fueron especiales sus ritos funerarios; cavaban grandes y profundas sepulturas donde enterraban a los difuntos con todos sus haberes y alimentos para el largo viaje del más allá. Y fueron también antropófagos, belicosos e indómitos. Apelaron a las armas para defenderse de los invasores. Su fiereza impidió muchas veces la fundación de Pasto. Utilizaron como armas palos y piedras, pocas lanzas y mal hechas. Modelaron el barro con técnica y buen gusto; elaboraron ollas, cántaros, compoteras y silbatos. La estatuaria, tanto en piedra como en barro, acusa una gran comprensión del arte decorativo. Su cultura pertenece al período que los arqueólogos llaman de integración . No quedan vestigios del idioma. Quillacinga quiere decir “media luna”, “narices de luna”, para algunos y “oro en las narices” para todos. 

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